Alguna vez te ha pasado que cierras los ojos y de pronto te trasladas a otro lugar???... es increíble verdad! Pues el pasado Domingo 19, muchos tuvimos la suerte de experimentar esto en carne propia, con la diferencia de que no tuvimos que cerrar los ojos... habían otros elementos mágicos que se encargaron de trasladarnos: la música y las palabras...labras...abras...abras...
Ese 19 fue la Peña Cultural Alajuelense, y como estamos en Julio, no podía llamarse de otra forma que “La Peña de la Anexión” y no podía ser en otro lugar mejor que en el Teatro Municipal, que para alegría de todos, este volvió a abrazar la peña.
Empezó el abuelo cuenta cuentos Luis Barrantes, con su forma particular de contarnos cuentos y mostró una versión de cielo e infierno muy distinta a todas las conocidas, resulta que en los dos lados, en el puro centro del lugar, había una olla gigaaaaaaaantee, con todas las verduras; yuca, camote, tiquizque, tacaco, elote, plátano maduro, ayote, chayote, papa.... de todo, menos carne, en los dos lados la gente estaba alrededor de la olla con una cucharota larguísima y el brazo tieso, los que estaban en el infierno intentaban por todos los medios poder comer con aquella cucharota tan larga, pero no podían, no les llegaba a la boca y en aquella lucha se golpeaban unos a otros y se iban cayendo a la olla; en el cielo la gente estaba igual, alrededor de la olla con las cucharotas, pero estaban felices, porque ellos sí podían comer, el que estaba en frente le daba de comer al del otro lado y el de la orilla al de la otra orilla y así todos podían comer sabroso, a ver si aprendemos un poquito!!!
Luis le dio el pase a Olman Briceño, que nos regaló una bella y escuchada canción, se llama Princesa de Sol, que es mas o menos de la época en que Olman andaba enamoradillo – dice Luis – después escuchamos Temporal, una hermosa canción que escribió Olman hace más o menos 1 año y 4 meses, después de un inviernillo de San Juan que cayó allá en Nicoya, que - dice Luis - es la canción de Emiliano, que casualmente tiene la misma edad de la canción..., parecía que Olman iba cantando su propia historia…..
El cuarto de los tres mosqueteros que se vinieron de Guanacaste era nuestro querido Max Goldenberg, por supuesto que traía toda la música y el calor de allá, solo nos bastó escuchar las cuerdas de la guitarra para sentirnos en esa tierra hermosa y caliente, del maíz, las tortillas, la cuajada, el chicheme, la tanela, la rosquilla y el vino de coyol, una sensibilidad que desprende Max cada vez que canta alguna de sus canciones, que era imposible no trasportarse, nos regaló Pueblo mío, el Vals del coyote y algunas otras que ustedes recuerdan bien.
Pero esto solo fue el primer bloque de canciones, porque a la segunda vuelta, se destapó el tamal, escuchamos al Olman de hoy, nos regaló canciones como Conjuros y La Lupita y el Esquipulas, tremendo fiestón que se pegaron esos dos y que contagiaron a todos en el teatro, más de uno se fue antojado de irse para Guanacaste a bailar el 25 de julio con la marimba Maribel.
Y Max no podía dejarnos con ganas de escuchar un poquito más de su fina picardía, que combina perfectamente con su canto y su guitarra, así que nos puso a cantar La Cacería y La Coyolera y por su puesto El Cristo de Acero. Y así, totalmente trasladados geográficamente a Guanacaste, pasamos una tarde maravillosa, en un ambiente acogedor y muy familiar, cuando terminó la peña alguien nos dijo por ahí: “ que bonito, me sentí como que estaba en la sala de una casa conversando, contando chiles, cantando...”
Ese 19 fue la Peña Cultural Alajuelense, y como estamos en Julio, no podía llamarse de otra forma que “La Peña de la Anexión” y no podía ser en otro lugar mejor que en el Teatro Municipal, que para alegría de todos, este volvió a abrazar la peña.
Empezó el abuelo cuenta cuentos Luis Barrantes, con su forma particular de contarnos cuentos y mostró una versión de cielo e infierno muy distinta a todas las conocidas, resulta que en los dos lados, en el puro centro del lugar, había una olla gigaaaaaaaantee, con todas las verduras; yuca, camote, tiquizque, tacaco, elote, plátano maduro, ayote, chayote, papa.... de todo, menos carne, en los dos lados la gente estaba alrededor de la olla con una cucharota larguísima y el brazo tieso, los que estaban en el infierno intentaban por todos los medios poder comer con aquella cucharota tan larga, pero no podían, no les llegaba a la boca y en aquella lucha se golpeaban unos a otros y se iban cayendo a la olla; en el cielo la gente estaba igual, alrededor de la olla con las cucharotas, pero estaban felices, porque ellos sí podían comer, el que estaba en frente le daba de comer al del otro lado y el de la orilla al de la otra orilla y así todos podían comer sabroso, a ver si aprendemos un poquito!!!
Luis le dio el pase a Olman Briceño, que nos regaló una bella y escuchada canción, se llama Princesa de Sol, que es mas o menos de la época en que Olman andaba enamoradillo – dice Luis – después escuchamos Temporal, una hermosa canción que escribió Olman hace más o menos 1 año y 4 meses, después de un inviernillo de San Juan que cayó allá en Nicoya, que - dice Luis - es la canción de Emiliano, que casualmente tiene la misma edad de la canción..., parecía que Olman iba cantando su propia historia…..
El cuarto de los tres mosqueteros que se vinieron de Guanacaste era nuestro querido Max Goldenberg, por supuesto que traía toda la música y el calor de allá, solo nos bastó escuchar las cuerdas de la guitarra para sentirnos en esa tierra hermosa y caliente, del maíz, las tortillas, la cuajada, el chicheme, la tanela, la rosquilla y el vino de coyol, una sensibilidad que desprende Max cada vez que canta alguna de sus canciones, que era imposible no trasportarse, nos regaló Pueblo mío, el Vals del coyote y algunas otras que ustedes recuerdan bien.
Pero esto solo fue el primer bloque de canciones, porque a la segunda vuelta, se destapó el tamal, escuchamos al Olman de hoy, nos regaló canciones como Conjuros y La Lupita y el Esquipulas, tremendo fiestón que se pegaron esos dos y que contagiaron a todos en el teatro, más de uno se fue antojado de irse para Guanacaste a bailar el 25 de julio con la marimba Maribel.
Y Max no podía dejarnos con ganas de escuchar un poquito más de su fina picardía, que combina perfectamente con su canto y su guitarra, así que nos puso a cantar La Cacería y La Coyolera y por su puesto El Cristo de Acero. Y así, totalmente trasladados geográficamente a Guanacaste, pasamos una tarde maravillosa, en un ambiente acogedor y muy familiar, cuando terminó la peña alguien nos dijo por ahí: “ que bonito, me sentí como que estaba en la sala de una casa conversando, contando chiles, cantando...”
Bueno queridos amigos, eso es una de las cosas lindas que podemos vivir en una peña, por ahora llegamos al final, nos vemos en la próxima peña.
¡Un abrazo muy fuerte para todos!
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